Científicos descubrieron una forma de
evitar que el VIH dañe al
sistema inmunitario: es incapaz de hacerlo si se remueve
el colesterol de la membrana del virus.
Cuando una persona
se infecta con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la
respuesta inmunitaria innata del cuerpo activa de inmediato una defensa; pero algunos investigadores creen que el VIH hace que este sistema innato
sobreactúe, lo cual debilita a la siguiente línea de defensa, la
respuesta inmunitaria adaptativa.
El equipo de investigadores
removió el colesterol de la membrana que rodea al virus del sida y halló que eso
detenía la activación de la respuesta inmunitaria innata generada por el VIH. Esto, en ocasiones, también llevó a una
respuesta adaptativa más fuerte, por parte de un tipo de células inmunitarias llamadas células T.
El estudio, dirigido por
Adriano Boasso, del Imperial College de Londres, es publicado en la revista
Blood, y ofrecería un
nuevo enfoque para desarrollar una
vacuna contra el sida, una tarea bastante compleja. "La mayoría de las vacunas apuntan a que
la respuesta adaptativa reconozca al invasor, pero es difícil que esto funcione si el virus dispara otros mecanismos que la debilitan", señala el científico.
El VIH forma su membrana con
la de la célula que infecta. Esta membrana contiene
colesterol, que ayuda a mantenerla líquida y le permite interactuar con tipos particulares de células. Normalmente, un subgrupo de células inmunitarias denominadas
células dendríticas plasmocitoides (CDP) reconocen rápidamente al VIH y reaccionan produciendo moléculas de señalización llamadas
interferones. Estas señales activan varios procesos que al inicio son útiles pero dañan al sistema inmunitario si permanecen activas
demasiado tiempo. El equipo de Boasso y expertos de las universidades Johns Hopkins, de Milán y de Innsbruck, hallaron que
si se remueve el colesterol del envoltorio del VIH, el virus ya no puede activar las CDP. Como resultado, las células T, que dirigen la respuesta adaptativa, pueden
combatir al virus con más efectividad.
Hoy día esta enfermedad causa al año en promedio la muerte de
1.8 millones de personas en todo el mundo, y se calcula que
33.3 millones viven con el virus. El VIH
se expande de muchas formas (durante las relaciones sexuales, al compartir agujas en el consumo de drogas, a través de la leche materna y por medio de la sangre) y por eso no hay
una única manera de prevenir la infección. Además, el virus
muta con rapidez, evade las defensas del huésped generando
respuestas exageradas que dañan al sistema inmunitario (es como andar con el auto en primera durante mucho tiempo, finalmente el motor se funde, explica Boasso), y ataca
a cada célula que éste envía para combatirlo.
Expertos de compañías (los
principales productores de los actuales fármacos contra el VIH son Gilead, Bristol Myers Squibb, Merck, Pfizer y GlaxoSmithKline),
entidades benéficas y gobiernos de todo el mundo intentan desde hace años crear una
vacuna contra el VIH, pero hasta ahora el éxito ha sido muy limitado.
Un estudio del 2009, realizado en
Tailandia y que incluyó a 16,000 voluntarios, demostró por primera vez que una vacuna podía prevenir la infección con VIH en una pequeña cantidad de personas; pero dado que la eficacia fue de
apenas 30%, los investigadores regresaron al laboratorio para buscar mejores resultados.
Científicos de Estados Unidos que trabajan en una
vacuna experimental contra el VIH señalaron en mayo que la inmunización había ayudado a monos con
una forma del virus del sida a controlar la infección por más de un año, lo que sugiere que
podría crearse una vacuna para seres humanos. Vía: Reuters