Y esta dama es además ama de casa
El Sida tiene la cara de una mujer joven
El Sida tiene la cara de una mujer joven
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* “Yo enfermé a mi esposa. Nunca le puse mente a la enfermedad, andaba con otras, me tatuaba y era vago”, dice arrepentido marido * "Carlos nunca me dijo que tenía VIH, ya teníamos un niño y yo estaba embarazada, allí supe del VIH. Claro, me dolió, pero ¿qué iba a hacer?", dice la pareja * “La población no está viendo el VIH como un riesgo para su salud. Hay un exceso de confianza”, lamenta médico de organismo especializado en el tema
* “Yo enfermé a mi esposa. Nunca le puse mente a la enfermedad, andaba con otras, me tatuaba y era vago”, dice arrepentido marido * "Carlos nunca me dijo que tenía VIH, ya teníamos un niño y yo estaba embarazada, allí supe del VIH. Claro, me dolió, pero ¿qué iba a hacer?", dice la pareja * “La población no está viendo el VIH como un riesgo para su salud. Hay un exceso de confianza”, lamenta médico de organismo especializado en el tema
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El VIH y Sida siguen en aumento y, lo que es peor, tiene un nuevo rostro en el país. "Su cara es de una mujer joven, éste es el segmento que más se esta afectando con el virus", advierte el doctor Adrián Zelaya, presidente de la Iniciativa de Fortalecimiento de la Respuesta Nacional ante el VIH y Sida. Esa mujer, además, es ama de casa, es decir, depende económicamente del compañero o del marido para comer, vestirse y si acaso entretenerse.Zelaya especifica que hace cuatro años se detectaban entre 4 y 5 nuevos portadores con la enfermedad. Hoy, en cambio, ya se detectan hasta tres casos por día."Las estadísticas nos revelan, por otro lado, que por cada 1.8 hombres portadores hay una mujer afectada, pero en el segmento de adolescentes la relación es uno a uno. Es decir, por un adolescente portador hay una adolescente afectada, esto es preocupante", insiste.El médico refiere que hace cinco y seis años, la relación era otra, pues por cada siete hombres portadores había una mujer infectada.Carlos y Norma, ambos nombres ficticios y jóvenes de 23 y 20 años, respectivamente, son un ejemplo del nuevo escenario. Carlos se enteró hace dos años de que era portador de VIH. "Francamente tenía relaciones con otras mujeres y no me cuidaba, esto tengo que admitirlo, me duele pero es así. También me tatuaba, era vago y así infecté a mi esposa (Norma). ¿Por qué no me cuidé? Era bien inmaduro, nunca le puse mente a lo que se decía de la enfermedad", comenta.
“Él nunca me dijo nada”Norma cuenta que ella se enteró de que era portadora por los médicos. "Carlos nunca me dijo que tenía VIH, ya teníamos un niño y yo estaba embarazada, allí supe del VIH. Claro, que me dolió, me dolió mucho, ¿pero qué iba a hacer?", indica.Sin embargo decidieron seguir juntos. La relación con el tiempo ha mejorado: ya no pelean mucho, y aparte de ver los hijos se dedican a dar consejerías. No obstante, admiten, que "es difícil" sobrellevar la enfermedad."Tenemos que cuidarnos mucho. En la casa, por ejemplo, no tenemos contacto con cuchillos, con nada cortopunzante. Toda nuestra higiene la hacemos aparte, ya que compartimos la casa con mi mamá, mis hermanos y sobrinos. Claro, ellos saben que somos portadores. En las relaciones sexuales también somos precavidos: usamos preservativos por cualquier enfermedad de transmisión sexual, es mejor hacerlo", expone Norma. Carlos agrega: "Cada mes nos vamos a chequear al hospital, porque para estar bien hay que estar al día con el tratamiento".
Algo pasa en NicaraguaZelaya, sostiene que "algo está pasando (en Nicaragua), algo no estamos haciendo bien, y esto tenemos que verlo y discutirlo entre todos los sectores. Puedo decir que sí hemos avanzando en darle repuesta nacional a la enfermedad: hay acceso al tratamiento, el Gobierno ha ampliado la atención médica, pero hace falta, quizá, darle una repuesta más integradora, más integral al sector", subraya.El director ejecutivo del Centro de Investigaciones y Estudios de la Salud (CIES, de la UNAN-Managua), doctor Miguel Orozco, resume lo anterior como una atención más humanizadora. "Eso no sólo implica calidad en la atención médica, sino también el acceso a la educación, el empuje de sostenidas campañas de prevención y el acceso al empleo", detalla.Arely Cano, representante de ICW Nicaragua, que trata a la población portadora del VIH, destaca que, "efectivamente", hace falta un acceso "universal".
Insumos no son suficientes"Hay avances en la cobertura médica, pero no tenemos insumos suficientes. No tenemos, por ejemplo, acceso en un ciento por ciento a los condones; no tenemos medicamentos de última generación, para las personas con una carga viral alta; no hay una eficiente planificación en la adquisición de tratamientos por parte del Ministerio de Salud, Minsa", recalca."Nosotros hemos sugerido que pidan el medicamento para el segmento con ocho meses de anticipación, sólo así no tendríamos desabastecimiento. Además, hacen falta más jornadas de prevención, porque la población sigue sin tener un comportamiento sexual responsable, sabe cómo se transmite el VIH, qué grupos son los más afectados, pero no se protege”.En ese sentido, Zelaya manifiesta que incluso a nivel de los medios de comunicación hace falta hablar más del tema. "Porque la población no está viendo el VIH como un riesgo para su salud. Hay un exceso de confianza ante la enfermedad, y es hora de que se aborde como lo que es: como un riesgo latente (que mata)", apunta.
Consecuencias del desempleoCano, por otro lado, destaca que la falta de empleo es otro pegón que enfrentan. "Sin empleo, ¿cómo podemos tener calidad de vida?, si no hay cómo comer", se pregunta Cano.Ella detalla que al menos el 90 por ciento de portadores de VIH no tienen acceso a una fuente de trabajo. "No tienen cómo garantizar dos o tres platos de comida al día. Por un lado, el trabajo no lo consiguen por la discriminación, y, por el otro, si quieren montar su propia empresa no pueden, porque nadie les da financiamiento", dice."Claro que hay avances, no lo podemos negar. El personal médico en Nicaragua ya atiende con más calidez, hay un esfuerzo por garantizar las medicinas, pero hace falta hacer más, y, sobre todo, articular las políticas: todos los organismos que trabajamos en el tema, junto con el Gobierno, deberíamos trabajar más coordinados para priorizar las necesidades del segmento, lo que pasa por tener acceso al empleo", insiste Cano.
En alerta a nivel latinoamericanoLa líder del sector portador del VIH, Arely Cano, agrega que, en ese contexto, están en "alerta" no sólo a nivel local, sino también latinoamericano."Nos damos cuenta que entraremos en 2010 sin gozar de una atención médica integral, y sin tener acceso al empleo y a la educación, para formarnos al menos técnicamente. Ni los gobiernos ni Naciones Unidas podrán cumplir con este compromiso con la excusa de la crisis económica, entonces vamos a actuar para demandarlo y para frenar la epidemia, porque si no lo hacemos, al paso que vamos seremoscomo África", augura.El próximo año, la población portadora del VIH y Sida, organizada, prevé trabajar por el país. "Queremos aportar nuestro granito de arena impulsando campañas de cuido al medioambiente y campañas para fomentar la paz. Queremos sembrar árboles y queremos que no haya más discriminación, más conflictos, más morteros, queremos cuidar el medioambiente, queremos paz y queremos menos Sida", apunta Cano
“Él nunca me dijo nada”Norma cuenta que ella se enteró de que era portadora por los médicos. "Carlos nunca me dijo que tenía VIH, ya teníamos un niño y yo estaba embarazada, allí supe del VIH. Claro, que me dolió, me dolió mucho, ¿pero qué iba a hacer?", indica.Sin embargo decidieron seguir juntos. La relación con el tiempo ha mejorado: ya no pelean mucho, y aparte de ver los hijos se dedican a dar consejerías. No obstante, admiten, que "es difícil" sobrellevar la enfermedad."Tenemos que cuidarnos mucho. En la casa, por ejemplo, no tenemos contacto con cuchillos, con nada cortopunzante. Toda nuestra higiene la hacemos aparte, ya que compartimos la casa con mi mamá, mis hermanos y sobrinos. Claro, ellos saben que somos portadores. En las relaciones sexuales también somos precavidos: usamos preservativos por cualquier enfermedad de transmisión sexual, es mejor hacerlo", expone Norma. Carlos agrega: "Cada mes nos vamos a chequear al hospital, porque para estar bien hay que estar al día con el tratamiento".
Algo pasa en NicaraguaZelaya, sostiene que "algo está pasando (en Nicaragua), algo no estamos haciendo bien, y esto tenemos que verlo y discutirlo entre todos los sectores. Puedo decir que sí hemos avanzando en darle repuesta nacional a la enfermedad: hay acceso al tratamiento, el Gobierno ha ampliado la atención médica, pero hace falta, quizá, darle una repuesta más integradora, más integral al sector", subraya.El director ejecutivo del Centro de Investigaciones y Estudios de la Salud (CIES, de la UNAN-Managua), doctor Miguel Orozco, resume lo anterior como una atención más humanizadora. "Eso no sólo implica calidad en la atención médica, sino también el acceso a la educación, el empuje de sostenidas campañas de prevención y el acceso al empleo", detalla.Arely Cano, representante de ICW Nicaragua, que trata a la población portadora del VIH, destaca que, "efectivamente", hace falta un acceso "universal".
Insumos no son suficientes"Hay avances en la cobertura médica, pero no tenemos insumos suficientes. No tenemos, por ejemplo, acceso en un ciento por ciento a los condones; no tenemos medicamentos de última generación, para las personas con una carga viral alta; no hay una eficiente planificación en la adquisición de tratamientos por parte del Ministerio de Salud, Minsa", recalca."Nosotros hemos sugerido que pidan el medicamento para el segmento con ocho meses de anticipación, sólo así no tendríamos desabastecimiento. Además, hacen falta más jornadas de prevención, porque la población sigue sin tener un comportamiento sexual responsable, sabe cómo se transmite el VIH, qué grupos son los más afectados, pero no se protege”.En ese sentido, Zelaya manifiesta que incluso a nivel de los medios de comunicación hace falta hablar más del tema. "Porque la población no está viendo el VIH como un riesgo para su salud. Hay un exceso de confianza ante la enfermedad, y es hora de que se aborde como lo que es: como un riesgo latente (que mata)", apunta.
Consecuencias del desempleoCano, por otro lado, destaca que la falta de empleo es otro pegón que enfrentan. "Sin empleo, ¿cómo podemos tener calidad de vida?, si no hay cómo comer", se pregunta Cano.Ella detalla que al menos el 90 por ciento de portadores de VIH no tienen acceso a una fuente de trabajo. "No tienen cómo garantizar dos o tres platos de comida al día. Por un lado, el trabajo no lo consiguen por la discriminación, y, por el otro, si quieren montar su propia empresa no pueden, porque nadie les da financiamiento", dice."Claro que hay avances, no lo podemos negar. El personal médico en Nicaragua ya atiende con más calidez, hay un esfuerzo por garantizar las medicinas, pero hace falta hacer más, y, sobre todo, articular las políticas: todos los organismos que trabajamos en el tema, junto con el Gobierno, deberíamos trabajar más coordinados para priorizar las necesidades del segmento, lo que pasa por tener acceso al empleo", insiste Cano.
En alerta a nivel latinoamericanoLa líder del sector portador del VIH, Arely Cano, agrega que, en ese contexto, están en "alerta" no sólo a nivel local, sino también latinoamericano."Nos damos cuenta que entraremos en 2010 sin gozar de una atención médica integral, y sin tener acceso al empleo y a la educación, para formarnos al menos técnicamente. Ni los gobiernos ni Naciones Unidas podrán cumplir con este compromiso con la excusa de la crisis económica, entonces vamos a actuar para demandarlo y para frenar la epidemia, porque si no lo hacemos, al paso que vamos seremoscomo África", augura.El próximo año, la población portadora del VIH y Sida, organizada, prevé trabajar por el país. "Queremos aportar nuestro granito de arena impulsando campañas de cuido al medioambiente y campañas para fomentar la paz. Queremos sembrar árboles y queremos que no haya más discriminación, más conflictos, más morteros, queremos cuidar el medioambiente, queremos paz y queremos menos Sida", apunta Cano
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