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lunes, octubre 16, 2006

HASTA CUANDO

Persiste la discriminación por el VIH-Sida.


Ella mantuvo el tema oculto para evitar complicaciones en su lugar de trabajo. Pero uno de sus compañeros de labores se enteró de su condición de portadora del VIH-Sida. Y al confirmarlo, éste prefirió renunciar a su trabajo para evitar algún contacto con ella. Este es uno mas de los ejemplos dramáticos de discriminación hacia las personas que viven con el virus de inmunodeficiencia adquirida.

“Yo creía que en estos años había empezado a desaparecer la discriminación. Pero es terrible encontrarse con que esto no ha sido así. Incluso una persona me decía que así como acá el machismo es el doble de lo normal, con el tema del Sida pasa lo mismo".


La cosa es peor, aclara.

Vivir la sexualidad Aunque no consideraron directamente la discriminación hacia las personas que viven con VIH-Sida, Susan Mayor y Augusto Geiger también quisieron estudiar el tema desde otra perspectiva.
Su tema de tesis se tituló “Sexualidad de las personas viviendo con VIH-Sida”. Analizaron el tema durante varios meses, período en el cual se contactaron con 7 portadores del virus: una mujer heterosexual y 6 hombres homosexuales, entre 25 y 42 años. Y quisieron estudiar la sexualidad de estas personas, considerando que se trata de un derecho inalienable. Hace unos años participaron en un seminario ligado a la temática en VIH-Sida y desde ese momento empezaron a estudiarlo con mayor profundidad. “En particular, viendo nuestro tema, nos planteamos que la sexualidad se ha ido modificando con la aparición del virus, con el tema por ejemplo de la incorporación del preservativo, la apertura sexual y las minorías sexuales. Así también quisimos ver los eventuales cambios específicos entre las personas que viven con el virus y cómo vivencian su enfermedad”, advierte Susan. Todos los entrevistados aplican el autocuidado al momento de sostener encuentros sexuales. Hay algunos que no tienen una pareja estable, pero hay otros que sí la tienen y que conocen su situación serológica. Augusto destaca que las personas que viven con el virus son más prácticas al buscar una pareja. “Tienen una visión de alguien que los acepte tal como son y ya no está el interés del atractivo físico. Hay un cambio de concepto con respecto al interés por encontrar a alguien. Así también la mayoría se volvió menos sociable a diferencia de cómo eran antes. Pero igual hay que dejar en claro que vimos experiencias de vida muy variadas”, opina. Los investigadores consideran positivo que los entrevistados tengan conciencia de la importancia de vivir su sexualidad en plenitud, a pesar de su condición. Varios hablaron incluso de fantasías eróticas y de prácticas habituales como la masturbación. En el caso de la única mujer entrevistada, ésta no descarta volver a ser madre siguiendo un protocolo sanitario que le permita evitar que su futuro bebé se convierta en portador de la enfermedad. “Nosotros planteamos que hay muchos factores que determinan la sexualidad de las personas, en este caso las que viven con el virus. Pero partimos también con la premisa que toda nuestra historia determina la construcción de nuestra sexualidad. Y aquí tuvimos una conversación profunda sobre temas del pasado, como sus primeras experiencias sexuales y cómo adquirieron el virus (en un caso esto ocurrió como consecuencia de su primera relación sexual)”, indica el estudiante.

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