VIVIENDO AL LIMITE -- SIDA
“No tenía una vida desenfrenada”
El sistema inmunológico de la haitiana Marie-Sonie St.-Louis estaba tan débil que los médicos no podían creer que estuviera viva. Ella aún no entiende cómo se contagió: “No tengo una de esas vidas libres y desenfrenadas”. Pasó lo peor de su enfermedad encerrada en la pequeña casa de su madre, alejada del mundo, en un área pobre del centro de Haití, casi siempre sola. El tratamiento ha surtido efecto y ahora disfruta de sus hijos. “Les diré, cuando sean mayores, cómo protegerse de la enfermedad, les enseñaré a temerla”.
“Pasé el sida a otra gente a propósito”
Sus hermanos le insultaban por sentirse mujer. A Juan Carlos Huaman sólo le entendía su madre. Con 12 años se fue de casa y alquiló una habitación en Iquitos (Perú). Allí creció solo. Prostituyéndose. “Cuando me dijeron que tenía sida, yo estaba practicando sexo sin condón, pasándoselo a otra gente. Durante un mes lo hice a propósito. Los hombres luego se lo pasaban a sus esposas. El VIH se extendía”. Las cosas han cambiado. Hace un año cumplió su sueño: montar un salón de belleza. Está feliz, pero aún tiene miedo al rechazo.
"Si resisto, tal vez descubran una cura"
El vietnamita Nguyen Quoc Khanh, que ahora tiene 44 años, se hizo adicto primero al opio y luego a la heroína, trabajando como minero. Se pensaba que aquello protegía de la malaria, pero compartir aguja con 20 personas finalmente le infectó de VIH. Durante cinco años vivió postrado en la cama. En 2007 comenzó su tratamiento, y un día dejó el lecho para ayudar a pintar una casa. Con la pintura sobrante pintó la suya propia. La familia celebró la mejora de su salud. Su mujer piensa que el tratamiento con antirretrovirales le ha devuelto la dignidad. “Si consigo resistir tres o cuatro años”, piensa él, “tal vez
“La terapia es tangible y visible”
Cuando, en 2001, la rusa Oksana Nikandrova supo que era seropositiva estuvo a punto de suicidarse. Seis años después fue enviada a un hospital para iniciar un tratamiento antirretroviral, tras caer gravemente enferma. Supo del tratamiento por un amigo –ahora es su prometido– que lo había comenzado un año antes. Oksana, que antes estaba siempre fatigada y era propensa al resfriado, pronto notó una “diferencia dramática”. El tratamiento era, dice, “realmente tangible y visible”. Ahora vive con su madre y con su hijo Sergei (en al foto de la derecha, con ella), de 12 años. Piensa que el mejor apoyo es que sus amigos la traten como a una más.
“Pensé que estaba embrujada”
Tras conocer el diagnóstico, Litho Nyanda, surafricana de 19 años, pensó que estaba “embrujada”. Ahora comprende que tal vez fue contagiada por un novio al que ya no ve. Iba en silla de ruedas, tan delgada que no se distinguía si era hombre o mujer. Tenía un 50% de probabilidades de morir. Con el tratamiento ha recuperado las fuerzas. Litho vive con sus dos padres: “Me ayudan en el sentido de que nunca me juzgan por mi enfermedad”. Su hermana mayor también tiene VIH. Enseñan a la pequeña para evitar el contagio. Por Sergio C. Fanjul
“No tenía una vida desenfrenada”
El sistema inmunológico de la haitiana Marie-Sonie St.-Louis estaba tan débil que los médicos no podían creer que estuviera viva. Ella aún no entiende cómo se contagió: “No tengo una de esas vidas libres y desenfrenadas”. Pasó lo peor de su enfermedad encerrada en la pequeña casa de su madre, alejada del mundo, en un área pobre del centro de Haití, casi siempre sola. El tratamiento ha surtido efecto y ahora disfruta de sus hijos. “Les diré, cuando sean mayores, cómo protegerse de la enfermedad, les enseñaré a temerla”.
“Pasé el sida a otra gente a propósito”
Sus hermanos le insultaban por sentirse mujer. A Juan Carlos Huaman sólo le entendía su madre. Con 12 años se fue de casa y alquiló una habitación en Iquitos (Perú). Allí creció solo. Prostituyéndose. “Cuando me dijeron que tenía sida, yo estaba practicando sexo sin condón, pasándoselo a otra gente. Durante un mes lo hice a propósito. Los hombres luego se lo pasaban a sus esposas. El VIH se extendía”. Las cosas han cambiado. Hace un año cumplió su sueño: montar un salón de belleza. Está feliz, pero aún tiene miedo al rechazo.
"Si resisto, tal vez descubran una cura"
El vietnamita Nguyen Quoc Khanh, que ahora tiene 44 años, se hizo adicto primero al opio y luego a la heroína, trabajando como minero. Se pensaba que aquello protegía de la malaria, pero compartir aguja con 20 personas finalmente le infectó de VIH. Durante cinco años vivió postrado en la cama. En 2007 comenzó su tratamiento, y un día dejó el lecho para ayudar a pintar una casa. Con la pintura sobrante pintó la suya propia. La familia celebró la mejora de su salud. Su mujer piensa que el tratamiento con antirretrovirales le ha devuelto la dignidad. “Si consigo resistir tres o cuatro años”, piensa él, “tal vez
“La terapia es tangible y visible”
Cuando, en 2001, la rusa Oksana Nikandrova supo que era seropositiva estuvo a punto de suicidarse. Seis años después fue enviada a un hospital para iniciar un tratamiento antirretroviral, tras caer gravemente enferma. Supo del tratamiento por un amigo –ahora es su prometido– que lo había comenzado un año antes. Oksana, que antes estaba siempre fatigada y era propensa al resfriado, pronto notó una “diferencia dramática”. El tratamiento era, dice, “realmente tangible y visible”. Ahora vive con su madre y con su hijo Sergei (en al foto de la derecha, con ella), de 12 años. Piensa que el mejor apoyo es que sus amigos la traten como a una más.
“Pensé que estaba embrujada”
Tras conocer el diagnóstico, Litho Nyanda, surafricana de 19 años, pensó que estaba “embrujada”. Ahora comprende que tal vez fue contagiada por un novio al que ya no ve. Iba en silla de ruedas, tan delgada que no se distinguía si era hombre o mujer. Tenía un 50% de probabilidades de morir. Con el tratamiento ha recuperado las fuerzas. Litho vive con sus dos padres: “Me ayudan en el sentido de que nunca me juzgan por mi enfermedad”. Su hermana mayor también tiene VIH. Enseñan a la pequeña para evitar el contagio. Por Sergio C. Fanjul
El debate por el condón vuelve
Cuando Benedicto XVI dijo que el condón no soluciona el problema del sida, quizá no imaginó la polémica que desataría con su breve declaración.
Cuando Benedicto XVI dijo que el condón no soluciona el problema del sida, quizá no imaginó la polémica que desataría con su breve declaración.
Esas declaraciones corresponden a la posición de la Iglesia Católica. Una posición que pretende apoyarse en la ciencia. El arzobispo de San Salvador dijo hace una año: “Las partículas de VIH son tan mínimas que pueden pasar por los poros del preservativo. Es una realidad, es cierto; lo que pasa, es que nunca cuentan todo, y a medias, pero con condon, tampoco hay un 100% de posibilidades, de que sea efectivo. Quizás eliminan el 83% de posibilidad de infección, pero siempre hay un 17%. Incluso desde el punto de vista científico eso es un riesgo espantoso”. Sin embargo, las palabras del Papa, en un continente donde 27 millones de personas están contagiadas por el virus del sida, fueron duramente criticadas en varios países occidentales. Médicos de todo el mundo aseguraron que el preservativo es fundamental para prevenir la transmisión del sida.
E igual, las declaraciones del papa, no son cientificas, son xenofobas, que es lo que no han querido sacar a flote en esta contienda, lo han hecho pasar como un escandalo "anti-SIDA", en vez de la realidad, "un escandalo XENOFOBO".
Una revista de Roma-Eclesiastica, intenta limpiar al Papa, y a la iglesia de sus manifestaciones.
Al inicio del viaje pastoral a África, durante el vuelo a Camerún, el Papa Benedicto XVI respondió a varias preguntas de los reporteros. Una de las preguntas era: "Entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje?"
La respuesta del Papa fue: "Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades... Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen."
A una pregunta tendenciosa, el Papa responde con claridad y contundencia según la doctrina de la Iglesia y los hechos constatables especialmente en Africa. Sin embargo las reacciones a las palabras del Papa fueron muy agresivas, juzgándolas como "irresponsables y peligrosas, retrógradas, anticientíficas, ajenas al sentido común y que van en contra de la caridad y misericordia cristianas (sic)".
Yo veo que el Papa dio en el punto crítico de quienes -gobiernos, instituciones y personas- sostienen la solución al flagelo del VIH Sida fundamentados especialmente en el preservativo o condón. Si una persona está contagiada del sida y pretende tener relaciones sexuales, o la persona es sana pero va a tener relaciones sexuales con una persona contagiada, debe saber que el condón no protege al 100%, esto contra la publicidad de "sexo seguro" gracias al condón. De manera que si la propaganda y la distribución de condones favorece las relaciones sexuales con riesgo de contagio -por el margen de no seguridad al 100%-, es un programa que se vuelve contra sí mismo en la erradicación del sida. Por eso el papa menciona que el uso de los preservativos puede aumentar el problema. Las campañas que se apoyan sólo en la promoción del uso de los preservativos, han conseguido pocos resultados para evitar nuevos contagios de Sida. Por el contrario, las campañas que han defendido el valor y la eficacia de la abstinencia sexual y la fidelidad conyugal, ya han dado frutos significativos: Por ejemplo en Uganda, donde el número de infectados ha pasado del 12-15% de la población en 1991, al 4-5% en 2003.
Ya estando en Camerún, el Papa de alguna manera vuelve al tema, en contexto de familia, diciendo que "la familia representa el pilar sobre el cual está construido el edificio de la sociedad" (Ecclesia in Africa, 80). Y, sin embargo, como todos sabemos, también aquí la familia está sometida a muchas presiones: angustia y humillación causada por la pobreza, el desempleo, la enfermedad y el exilio, por mencionar sólo algunas. Es particularmente inquietante el yugo opresor de la discriminación sobre mujeres y niñas, por no hablar de la práctica incalificable de la violencia y explotación sexual, que provoca tantas humillaciones y traumas. También he de subrayar otro aspecto muy preocupante: las políticas de aquellos que, con el espejismo de hacer avanzar el "edificio social", minan sus propios fundamentos. Qué amarga es la ironía de aquellos que promueven el aborto como una atención de la salud "materna". Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva (cf. Protocolo de Maputo, art. 14)."
Demos gracias a Dios por el valiente magisterio del Papa Benedicto XVI, con el cual retoma una de sus prioridades pastorales, de "confirmarnos en la fe". Que con su testimonio, nosotros mismos seamos testigos fieles de Jesucristo. No temamos sufrir persecución por causa de Cristo y el anuncio, la celebración y el servicio de Su Evangelio, que es Evangelio de la Vida plena.
Al inicio del viaje pastoral a África, durante el vuelo a Camerún, el Papa Benedicto XVI respondió a varias preguntas de los reporteros. Una de las preguntas era: "Entre los muchos males que afligen a África, está en particular el de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el viaje?"
La respuesta del Papa fue: "Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades... Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen."
A una pregunta tendenciosa, el Papa responde con claridad y contundencia según la doctrina de la Iglesia y los hechos constatables especialmente en Africa. Sin embargo las reacciones a las palabras del Papa fueron muy agresivas, juzgándolas como "irresponsables y peligrosas, retrógradas, anticientíficas, ajenas al sentido común y que van en contra de la caridad y misericordia cristianas (sic)".
Yo veo que el Papa dio en el punto crítico de quienes -gobiernos, instituciones y personas- sostienen la solución al flagelo del VIH Sida fundamentados especialmente en el preservativo o condón. Si una persona está contagiada del sida y pretende tener relaciones sexuales, o la persona es sana pero va a tener relaciones sexuales con una persona contagiada, debe saber que el condón no protege al 100%, esto contra la publicidad de "sexo seguro" gracias al condón. De manera que si la propaganda y la distribución de condones favorece las relaciones sexuales con riesgo de contagio -por el margen de no seguridad al 100%-, es un programa que se vuelve contra sí mismo en la erradicación del sida. Por eso el papa menciona que el uso de los preservativos puede aumentar el problema. Las campañas que se apoyan sólo en la promoción del uso de los preservativos, han conseguido pocos resultados para evitar nuevos contagios de Sida. Por el contrario, las campañas que han defendido el valor y la eficacia de la abstinencia sexual y la fidelidad conyugal, ya han dado frutos significativos: Por ejemplo en Uganda, donde el número de infectados ha pasado del 12-15% de la población en 1991, al 4-5% en 2003.
Ya estando en Camerún, el Papa de alguna manera vuelve al tema, en contexto de familia, diciendo que "la familia representa el pilar sobre el cual está construido el edificio de la sociedad" (Ecclesia in Africa, 80). Y, sin embargo, como todos sabemos, también aquí la familia está sometida a muchas presiones: angustia y humillación causada por la pobreza, el desempleo, la enfermedad y el exilio, por mencionar sólo algunas. Es particularmente inquietante el yugo opresor de la discriminación sobre mujeres y niñas, por no hablar de la práctica incalificable de la violencia y explotación sexual, que provoca tantas humillaciones y traumas. También he de subrayar otro aspecto muy preocupante: las políticas de aquellos que, con el espejismo de hacer avanzar el "edificio social", minan sus propios fundamentos. Qué amarga es la ironía de aquellos que promueven el aborto como una atención de la salud "materna". Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva (cf. Protocolo de Maputo, art. 14)."
Demos gracias a Dios por el valiente magisterio del Papa Benedicto XVI, con el cual retoma una de sus prioridades pastorales, de "confirmarnos en la fe". Que con su testimonio, nosotros mismos seamos testigos fieles de Jesucristo. No temamos sufrir persecución por causa de Cristo y el anuncio, la celebración y el servicio de Su Evangelio, que es Evangelio de la Vida plena.
Se nota que es una revista del Vaticano, y como esta, hay ciento en todo el mundo, asi como cadenas de television, y radios, en los primeros puestos de audiencia, y como nadie tira piedras sobre su tejado, no van a decir, si a metido la pata o no, sino, "lo bueno que es el papa"
Estas declaraciones, son del momento de la visita a Africa, cuando todo el mundo, se hechaba las manos a la cabeza, diciendo, ¿Pero, que dice este hombre?
Estas declaraciones, son del momento de la visita a Africa, cuando todo el mundo, se hechaba las manos a la cabeza, diciendo, ¿Pero, que dice este hombre?
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Y lo mejor, el titulo :"Valentía de Benedicto XVI: sida, preservativo"
El mundo visto desde Roma
Esto, se suele llamar, "Tecnicas de Manipulacion"
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